viernes, 9 de abril de 2010

Teravitia

Hace ya varios años, en un pueblo llamado Transelver, vivía un chico llamado Charlie. Charlie tenía once años. Era de mediana estatura, de tez pálida, pelo castaño claro y liso. Charlie era listo y muy tímido, pero simpático a la vez. Charlie vivía con su hermana y su padre en una casita a las afueras de Transelver. Su madre murió cuando él solo tenía cinco años en un accidente de coche. En ese momento, Susi, su hermana de seis años estaba muy pequeña.
Charlie no tenía amigos. De hecho se metían con él. Un día una chica de su misma edad se mudó al pueblo. Era una chica de mediana estatura, de tez clara, rubia y con el pelo liso, simpática y atrevida; se llamada Ana. Poco a poco Charlie y Ana se fueron haciendo amigos.
Un día paseando por el bosque se encontraron una casa medio en ruinas encima de un árbol. Poco a poco fueron restaurándola. Se imaginaron que ese era su castillo y el bosque todo su reino, al que bautizaron como Teravitia. Y todos los que lo habitaban eran los teravitianos, todos seres imaginarios. Como el arditor: una mezcla entre la ardilla y el castor, y el conerizo: una mezcla entre el conejo y el erizo.
Un día, Ana se cayó de la casa y sufrió graves heridas. Sus padres le prohibieron verse con Charlie e ir a ese bosque; pero ella se escapaba e iba. Según Ana iba a clases particulares. Un día la siguieron y se dieron cuenta de que iba al bosque. Charlie y Ana les hicieron comprender que eran muy amigos y que no iban a dejar de verse; los padres lo comprendieron y aceptaron.
Los niños de su colegio, al ver que Charlie y Ana se lo pasaban tan bien, decidieron hacerse sus amigos y juntos se lo pasaron mejor.

FIN
Hecho por Esther 5B

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